Si se leen libros, se ven películas y hasta se cursan carreras universitarias por Internet, ¿por qué no hacer terapia on-line? La realidad es que ya se hace, y de hecho cada vez son más quienes intentan deshacerse de sus sufrimientos por esta vía. Psicólogos, psiquiatras y psicoanalistas se debaten ante el fenómeno que se impone de la mano de las nuevas tecnologías. Aún no hay acuerdo. Están los que se han aggiornado y gustosos responden mails, chatean en el messenger y hasta usan el skype (permite hablar y verse a través de la PC). También están los que admiten la ciberterapia sólo en casos inevitables como viajes o enfermedades. Y hay quienes sostiene que esta terapia es poco seria.
"La usé cuando mis pacientes se fueron a vivir o a estudiar al exterior. A pedido de ellos, que decían que ante tantos cambios, al menos querían mantener al analista", explica la psicoanalista Sara Zusman. Y aclara: "Sólo lo hice porque existía un vínculo previo. En la terapia presencial se ve la mirada, el saludo, la vestimenta, la actitud corporal y los gestos. Todo eso es muy importante, por eso no lo recomiendo si terapeuta y paciente no se conocen. Es como una cita a ciegas. Puede ser peligroso para el paciente".
Liliana Novaro, de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), pone los mismos reparos: "En una terapia on line se pierde la expresión afectiva. Mis experiencias resultaron buenas pero siempre fueron casos de pacientes conocidos, nunca haría un tratamiento completo por Internet". Diana Sahovaler, también de APA, sí ha hecho tratamientos enteros a través de la PC: "Si es por mail, les doy a mis pacientes las mismas consignas, que escriban con asociación libre, que no borren, que no vuelvan atrás en lo escrito. Y yo hago lo mismo, la atención es flotante, analizo el material. La transferencia es intensa, igual que si fuera una terapia presencial". Harry Campos Cervera, psiquiatra y psicoanalista, también opina que el proceso terapéutico es el mismo y hace la analogía con el diario de papel y el electrónico. "Internet ahorra tiempo y acorta distancias. Muchos pacientes que van al exterior siguen sus terapias con argentinos porque somos reconocidos y por los honorarios". Junto un grupo de especialistas abrirá un sitio en Internet de psicología on line (Psiol). El psiquiatra Roberto Sivak también tiene ciberpacientes. "Todos los casos eran pacientes que tuvieron que viajar. Los atendía por trastornos de ansiedad, así que para ellos el propio viaje ya era un gran desafío, no podía cortar la terapia".
Se impone el reparo de la mentira. ¿Acaso Internet no es el paraíso de la simulación? Los psicoanalistas dicen que simulación también hay en el diván y repiten las palabras del mismísimo Sigmund Freud, que valoraba la realidad psíquica. "Para el psicoanálisis nadie es quien cree ser. No hay que evaluar la verdad objetiva sino el sufrimiento del otro", aclara Sivak. Desde el Centro Dos, Cristina Castillo se opone tajantemente: "En el psicoanálisis se trabaja con la palabra oral. No sólo importa lo que se dice sino cómo se dice. Escuchamos tonos, lapsus, enunciaciones, el sinsentido. Es imposible sostener un tratamiento serio a través de una PC".
Julio Moreno, de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires, no valora, pero plantea el escollo de la distancia corporal. "Lo informático digital deja de lado una complejísima y extremadamente rica gama de sensaciones que acompañan el contacto o la cercanía de los cuerpos. Por ejemplo, cuando nos encontramos con un paciente en el consultorio, incluso antes de haber pronunciado palabras, hay una plétora de sensaciones que transmiten valiosísima información. Tenemos un aparato psíquico y corporal hecho como a medida para capturar ese tipo de información que es irreemplazable e imprescindible para nuestra práctica como analistas", dice.
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